El estanque del Parque Juan Pablo II tiene un lagarto de secano. No necesita agua para sobrevivir y además está rodeado de vallas que lo protegen frente a los chaveas. Rodeado de un pedregal y de las tuberías de lo que un día fuera un estanque, el lagarto del Bulevar ha pasado ya tres inviernos y va camino de tres veranos al solano. Fue verde pero ahora es de un color medio parduzco. El lagarto añora viejos tiempos, cuando alrededor suyo había cascadas y estanques, agua clara, niños y abuelos que paseaban por las tardes al frescor de los surtidores. Hoy, de eso no queda nada, solo un páramo vacío. La asociación de vecinos ha pedido por activa y por pasiva que se recupere esta fuente, un emblema para el barrio. El parque del Bulevar el mayor pulmón que tienen los jiennenses en la ciudad es un lugar de escape, una mancha verde que da sentido a Jaén. Desde que se abandonaran las fuentes el lago del lagarto no ha levantado cabeza y sigue varado como un barco en medio del desierto
